Los fenómenos meteorológicos extremos están causando muerte, destrucción y daños económicos multimillonarios en todo el mundo. Solo en el último año, ha habido inundaciones sin precedentes en España, violentos huracanes en Cuba y Florida, extensos incendios forestales en Sudamérica, sequía extrema en la Amazonía, tifones mortíferos en China y en Filipinas.
Es cierto que ya antes existían estos fenómenos, pero eran extraordinarios y se producían una vez cada cuarto de siglo o cada medio siglos. El cambio climático los ha exacerbado en intensidad y frecuencia, haciéndolos más destructivos.
Y estos son sólo algunos ejemplos del coste de la inacción de los Gobiernos y las sociedades con respecto al cambio climático. Por eso, la financiación de alternativas limpias a los combustibles fósiles que impulsan calentamiento tiene que ocupar un lugar destacado en el orden del día de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de este año, COP29.
El contexto en el que comienza la COP29 en Bakú (Azerbaiyán) el 11 de noviembre es crítico, pero no desesperanzador.
Un reciente informe sobre el clima publicado pocos días antes de la Conferencia confirma que el aumento de la temperatura media mundial se acerca a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales, lo que situaría al mundo en la senda de un catastrófico aumento de entre 2,6 y 3,1°C este siglo, a menos que se produzcan recortes inmediatos e importantes de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero de nuevo, si no se actúa, se producirán fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes y peligrosos.
Por tal motivo, nuestro medio, La Cabina Mundial de Noticias se une al mensaje de la ONU, organización que hace un llamamiento a la acción colectiva urgente, liderada por el grupo G20 de economías desarrolladas y los mayores emisores, para conseguir los recortes de emisiones de gases de efecto invernadero necesarios para limitar el calentamiento global.
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