Europa avanza en la busqueda de alternativas para encontrar gas natural mientras que Rusia está llevando al mundo al borde de una escasez de energía en invierno, y los peores efectos se sentirán probablemente en las economías más pobres de Asia.
Desde que Rusia invadió Ucrania, la Unión Europea ha intentado reducir su dependencia energética de Moscú. Los países de la UE se apresuraron a comprar más Gas Natural Licuado (GNL), una alternativa atractiva al gas ruso porque puede transportarse en buques cisterna en lugar de por gasoductos.
A la fecha Europa importó 28,2 millones de toneladas, según datos de Independent Commodity Intelligence Services (ICIS), lo que supone un aumento del 29% respecto al mismo periodo del año anterior. Francia y España fueron los mayores compradores.
En los últimos días los precios al contado del GNL en el este de Asia subieron un 114% con respecto al mismo día del año pasado, situándose en US$22 dólares por millón de unidades térmicas británicas (mmbtu), según datos de ICIS. El comercio mundial de GNL creció un 6% en 2021, impulsado por un fuerte repunte de la demanda de Asia tras la pandemia, según datos de la Agencia Internacional de la Energía.
Mientras que los precios se incrementan en el GNL y la competencia por conseguir el recurso se dispara, las agresiones entre Rusia y Ucrania no paran.